Hasta hace poco, la Banda de Paz de la Institución Educativa Técnica en Sistemas de Margarita era solo eso: un nombre. Un sueño que vivía más en el entusiasmo de sus estudiantes que en la realidad del día a día. Conformada por jóvenes con pasión, ritmo y disciplina, lo único que tenían eran las ganas, instrumentos gastados y un anhelo compartido: hacer sonar su música en los desfiles del municipio y competir en eventos con dignidad y alegría.
Ese deseo, que durante años fue postergado, se volvió promesa hace cuatro meses cuando el gobernador de Bolívar, Yamil Arana Padauí, visitó el municipio para colocar la primera piedra del nuevo acueducto. Ese día, entre aplausos y peticiones, un grupo de estudiantes se le acercó con una solicitud que no cabía en las estadísticas: “Queremos instrumentos para nuestra banda de paz”.
Ahora, la promesa se cumplió.
“Hoy traemos los instrumentos. Hoy la Banda de Paz de Margarita empieza a sonar como debe sonar”, dijo el gobernador, rodeado de estudiantes que lo recibieron con una ovación genuina, mezcla de gratitud y emoción contenida. Junto a la entrega de los instrumentos, Arana anunció también la entrega futura de computadores portátiles para la institución, y no descartó otro gran anhelo del colegio: un mega colegio que dignifique los sueños de los jóvenes del municipio.
Un antes y un después
Manuel Moya Navarro, tamborero de la banda, no ocultaba su alegría:
“Estamos felices de contar con estos 29 instrumentos nuevos. Esto es algo que cambia todo para nosotros”, aseguró mientras acariciaba su tambor recién estrenado.
Yoselin González, la bastonera, recordó los ensayos silenciosos y los desfiles sin música:
“Nos faltaban los instrumentos. Solo teníamos las ganas. Ahora vamos a poder presentarnos en concursos, en festivales. Ya no vamos a desfilar en silencio”.
La alcaldesa de Margarita, Valentina Bello Lobo, acompañó la entrega y celebró el respaldo a la juventud:
“Esto es sembrar en el alma de los jóvenes. No son solo instrumentos, es identidad, es autoestima, es comunidad”.
Por su parte, el rector Leonel Payares Amel expresó su gratitud y aprovechó para elevar una nueva petición:
“Valoramos todo lo que nos traen. Esta dotación marca un antes y un después. Ahora soñamos con un mega colegio y se lo pedimos de corazón, en nombre del estudiantado”.
El sonido de un nuevo comienzo
Los instrumentos no son solo objetos. Son promesas. Son tambores que anuncian futuro, liras que cuentan historias nuevas, cornetas que llaman a la esperanza. En un rincón del centro de Bolívar, donde tantas veces la música ha sido silenciada por la falta de recursos, hoy empieza a escucharse una melodía distinta: la de la oportunidad.